Gotfried Helnwein

jueves, 13 de marzo de 2008

¿CRISIS DIPLOMÁTICA?


Hay que luchar contra los grupos insurgentes, pero no a costa de la violación de otro territorio, no hay que armar semejante caos y desunión sólo por querer atrapar un objetivo especifico, hay que pensar con cabeza fría, midiendo cada hecho y sus consecuencias y mas aún si de uno depende el futuro y la seguridad de un país.

Los factores desencadenantes de este conflicto han sido meramente individuales y no colectivos como lo afirma el gobierno o no los quiere hacer ver, debemos pensar que los colombianos no nos sentiríamos a gusto sabiendo que fuerzas militares enviadas por el mandatario de otra nación nos invadieran y destruyeran parte de lo que es nuestro. No creo que exista una justificación clara para esto.

Ecuador defiende a capa y espada su soberanía y esta es una reacción más que lógica, afirma el presidente Correa que su país no sabía que las FARC se encontraban en su territorio y por ende no estaban enterados de las operaciones clandestinas de las fuerzas militares colombianas.

La unidad debe existir entre países vecinos, así lo considero y es por eso el espaldarazo que recibió el presidente Uribe al tomar dicha decisión, por eso Venezuela como era de esperarse se pronuncio sobre el incidente y advirtió a Colombia que si llegase a pasar lo mismo que en Ecuador pero en su territorio, se desataría una guerra, una guerra provocada por el afán de buscar “pantalla”.

Durante y después de la liberación de los 4 ex congresistas en donde cuyos mediadores fueron Chávez y Piedad Córdoba, no se hizo mención alguna sobre nuestro presidente, entonces de un momento a otro nos sorprende la noticia de un “combate” en territorio Ecuatoriano y en donde fue dado de baja el segundo líder al mando de las FARC Raúl Reyes.

Nos muestran imágenes de caos total en el lugar del “enfrentamiento”, nos muestran los cadáveres semidesnudos, todo es destrucción y después como noticia caída del cielo nos informan que encontraron 3 computadores en perfecto estado en medio de la nada (no sé si los computadores estaban miles de metros bajo tierra o en caja fuerte) pertenecientes al ya muerto Raúl Reyes y en los cuales hay indicios de una posible alianza entre Venezuela, Ecuador y las FARC.

Es algo ilógico que todo esto se nos presente de golpe y sobre todo de una forma hasta indescifrable, los liberados pidiendo despeje, se aproximaba la marcha del 6 de marzo en contra de los paramilitares, parapolíticos y todo tipo de violencia y luego “el gobierno le propició un duro golpe a las FARC”.

Tengamos presente que los medios son manipulados y sí, estoy deacuerdo y esta bien que se le haga frente a este tipo de criminales al igual que se le debe hacer a los “paras” y a otros cuantos, pero siempre respetando e intentando hacer el menor daño posible.


Una vez más dejo claro que mi posición es neutra y que las acusaciones hay que hacerlas con mesura, con diplomacia, con altura. Las groserías y el radicalismo no son muy positivas, pero también hay otra forma de atentar contra la integridad de las personas y es algo con lo que viven los altos funcionarios del estado, la mentira.

miércoles, 12 de marzo de 2008

6 DE MARZO: HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA


Después de realizada la marcha programada para el 6 de marzo en contra de la violencia paramilitar, los crímenes de estado y cualquier otro tipo de violación a los derechos humanos, queda claro la posición indolente del gobierno nacional, quien apoyó con bombos y platillos la marcha del pasado 4 de febrero contra las FARC. "Yo personalmente no participaré tan como lo hice y con todo entusiasmo en la marcha programada contra las Farc", dijo José Obdulio Gaviria asesor presidencial quien afirmó que esta era promovida por “el mayor, el mas letal y único grupo terrorista que existe en Colombia, las FARC”; esta actitud deja mucho que pensar sobre los intereses de nuestro gobierno.

Con todas y cada una de las dificultades por las que pasaron sus organizadores, encabezados por Iván Cepeda hijo del asesinado dirigente de la Unión Patriótica Manuel Cepeda Vargas, se logró lo que se quería, homenajear a las personas que tenemos en el olvido, a personas que lucharon por un país mejor como es el caso del asesinado Doctor Héctor Abad Gómez padre del gran escritor Héctor Abad Faciolince; claro, no con la fuerza y la gran acogida que tuvo la marcha anterior, pues es evidente que ésta si tuvo una convocatoria más civil, a pesar del tinte político que le dieron algunos venezolanos debido a los recientes conflictos y la crisis diplomática sufrida por Colombia, Ecuador y Venezuela, siendo este un caso aislado y deprimente de intereses personales.

Los mismos promotores de la marcha del 6 de marzo respondieron a las acusaciones hechas por el asesor presidencial, quien dijo en varios medios de comunicación en este caso citando a la W de Caracol “la convocatoria de esta marcha se está haciendo desde la página de internet de Anncol, que es la que hace difusión de las ideas de las FARC”. A lo que Iván Cepeda respondió “rechazamos cualquier apoyo por parte de este grupo, la marcha es promovida por victimas para las victimas” y también realizó serias denuncias de amenazas contra sindicalistas, lideres indígenas y otros grupos de apoyo a la marcha, realizadas por grupos de paramilitares.

Es triste que siendo una marcha con convocatoria internacional tuviese una participación tan limitada, también es notoria la poca difusión que le dieron los medios de comunicación, el pobre cubrimiento en las transmisiones, que en nada se pareció al de la marcha del 4 de febrero.

Y todavía hay personas que creen que los únicos causantes de dolor y tragedia son las FARC, en la marcha del 6 de marzo se vieron los grandes afectados, los familiares de desaparecidos, de asesinados, de torturados, los desplazados, los indígenas. En fin todos estos grupos mencionando algunos: las FARC, PARAMILITARES, PARAPOLITICOS, SICARIOS, EL ESTADO, pueden ser considerados terroristas.

Reconozcamos que la guerra la promueven y la disfrazan muchos, hagámosle frente a todo tipo de violencia sin importar el nombre del grupo o la posición política e ideología que este posea.