¿Y después de la marcha qué?

Muchos nos preguntamos aún sin haber participado no por justificar ni estar a favor de este tipo de situaciones inhumanas, sino por no compartir la verdadera razón de la misma; qué viene para Colombia después de la marcha mundial realizada el pasado 4 de febrero, cuya iniciativa predominante fue “rechazar a las FARC” y en la que sus promotores afirmaron que tenia un origen netamente social, nada de tintes políticos, pero lo que se observó claramente en los medios de comunicación nacional fue desconcertante y entristecedor: politiquería, vimos movimientos políticos en un afán por llamar la atención, ganar y dejar claro quien tiene mas adeptos, diciéndonos de una manera descarada “somos pueblo”.

Es frustrante que cada vez sea mas explicita nuestra poca capacidad para recordar y nuestra gran facilidad para ser manipulados; olvidamos que existen otros grupos armados: las AUC, subgrupos del anterior que están tomando mucha fuerza, las llamadas “águilas negras”, el ELN y hasta el propio estado en muchas ocasiones ha sido nefasto para el país, por no decir “terrorista”.

El conflicto colombiano no surgió ayer, lleva una gran trayectoria y si nos seguimos dejando convencer con discursos baratos, falsas premisas y promesas inciertas no saldremos adelante. Un factor determinante en la actitud casi inerte de muchos compatriotas han sido los medios de comunicación, quienes nos ofrecen menos información valiosa, menos veracidad, mas entretenimiento (farándula, realitys, telenovelas) quitándonos la capacidad de ser críticos, de opinar, de decir lo que realmente siente y necesita Colombia; no lo que quiere el gobierno, las elites y las pocas familias que manejan el país.

En las transmisiones se veía como sin ninguna precaución enseñaban las pancartas de rechazo que no contenían nada más que insultos hacia las FARC, reitero que no tolero las acciones de barbarie y que mi sentimiento de dolor e indignación es el mismo creo yo que el de todos los colombianos, esto obviamente genera aún mas violencia; entrevistaban gente del común y muchos no sabían porque estaban aglomerados, cual era el sentido real detrás de la supuesta marcha por “la paz y la liberación de los secuestrados”.

Me pregunto si el tomar una posición neutra o no salir a marchar como lo hicieron la mayoría de familias que tienen a sus seres queridos privados de la libertad, algunos sindicatos y grupos sociales, manifiesta el temor de posibles repercusiones contra los secuestrados, sus familiares y el pueblo colombiano en general.

De donde salió esa cantidad de recursos para financiar toda la logística, la propaganda, las inmensas vallas que rodeaban algunos sectores de la capital vallecaucana, si era una marcha exclusivamente del pueblo; no imagino como estuvieron las demás ciudades. Y aún muchos dirigentes insisten en que no hay recursos para suplir las necesidades prioritarias de la sociedad civil (salud, educación, alimentación, vivienda), de las personas en estado de mayor vulnerabilidad que por lo menos serian el 70% de los colombianos; no es posible que se sigan muriendo personas inocentes en las entradas de los hospitales, que no exista realmente tolerancia ni sentimiento de hermandad, que se invierta mas en armas y que nos sigan manejando con discursos adornados de incongruencias y engaños.


Lina Marcela Lugo